2.
La Restauración en Europa
(1814-1830).
Tras la derrota de Napoleón en Waterloo las potencias vencedoras se
reunirán en Viena para imponer de nuevo el absolutismo y el Antiguo Régimen,
haciendo tabla rasa de la revolución y como si ésta no hubiera existido. En
el orden político en Viena se restaura el mapa de Europa anterior a la
revolución y los soberanos absolutistas ocupan de nuevo sus tronos. Éstos,
para evitar que se repitiera un proceso revolucionario similar formaron una
alianza militar para restaurar el absolutismo allá donde peligrase, era la Santa
Alianza. Pero la Historia demuestra que
no se puede ir contracorriente, las ideas de la revolución han prendido
fuerte en Europa, y aunque los reyes absolutistas impongan las monarquías de
derecho divino, éstas tienen que hacer concesiones y aceptar parte de las
conquistas revolucionarias (igualdad ante la ley, eliminación de privilegios
fiscales...). La Restauración del orden antiguo es sólo un episodio y la
conquista del poder por la burguesía era inevitable. En lo económico y
social volver al Antiguo Régimen es, sencillamente, imposible; la burguesía,
motor de la sociedad no tolera la intromisión del Estado en economía más
allá de lo razonable, y la Rev. Industrial al extenderse por el continente
acaba definitivamente con la sociedad estamental.
1. La ideología de la Restauración.
La
Restauración del Antiguo Régimen es justificada por una serie de intelectuales
que, basándose en ideas del pasado, dan cuerpo a una ideología política de
corte conservador. Evidentemente si la Revolución se basó en las ideas de los
ilustrados del XVIII que ponían a la razón por encima de todo, los
restauradores de la monarquía tradicional abominaban del racionalismo y
recuperan las ideas tradicionales que justificaban el poder del rey como
otorgado por Dios, es decir, con la idea de monarquía de derecho divino.
Si los pilares del Antiguo Régimen habían sido la monarquía absoluta y
el apoyo ideológico de la Iglesia, había que volver a eso. A la Iglesia se le
entregan, en la medida de lo posible, las tierras que le habían sido
arrebatadas por los revolucionarios y gran parte de sus atribuciones. En el
campo de la política algunos ideólogos como Von
Haller llegan a decir que el rey es el soberano y dueño de la nación y
que, por tanto, puede hacer lo que le plazca con ella, el rey, evidentemente, no
tiene que rendir cuentas a nadie. Lejos quedaba la soberanía nacional de la
revolución y la monarquía parlamentaria, consideradas ambas por los
restauradores como formas políticas heréticas.
Para algunos historiadores con la ideología restaurada lo que se pretendía
era apuntalar con viejos materiales el viejo edificio del Antiguo Régimen
y eso no podía durar mucho.
2. El sistema político de la Restauración: el Congreso de Viena y la Santa
Alianza.
Con
estas ideas que acabamos de citar se reunieron los vencedores de Napoleón en
Viena para reorganizar el mapa de Europa, restaurar el absolutismo y asegurarse
de que si surgía una nueva revolución sería aplastada por la fuerza de la
Santa Alianza.
El
Congreso de Viena y el nuevo mapa de Europa.
Las dos ideas básicas que van a tener en cuenta los vencedores de Napoleón
en su reunión en Viena van a ser la restauración en su trono de los legítimos
gobernantes, destituidos por la revolución o por Napoleón; y la idea de
equilibrio entre las potencias europeas, idea esta última muy querida por
Inglaterra. Una corriente política emergente en Europa y nacida de la revolución
es el nacionalismo, no se tendrá en cuenta y así no se atenderán las
aspiraciones nacionales de los pueblos, esto a la larga acabará con la
Restauración.
Junto a estas ideas también hay que tener en cuenta que cada una de las
potencias integrantes del Congreso tiene ambiciones expansionistas, y algunas
chocarán entre sí. Veamos cómo es el nuevo mapa de Europa.
Rusia es la gran vencedora de
Napoleón, se anexiona casi toda Polonia, Finlandia y las riberas del Mar Negro
(Besarabia).
Prusia recibe territorios
importantes y siguiendo la idea de equilibrio se convertirá en el contrapeso de
Francia en el Oeste al recibir Renania o zona ribereña del Rin; y de Rusia en
el Este. Otros territorios la convertirán en una potencia fuerte y en el germen
de la futura Alemania unida.
Austria recibe territorios en
el norte de Italia (Lombardía, Venecia, Istria) y la costa de Dalmacia (actual
Croacia).
Inglaterra en el continente
recibe Hannover en Alemania y algunas islas (Malta, islas Jónicas...) que
consolidan su poder marítimo.
Francia vuelve a las fronteras
de 1792, está rodeada de una serie de estados-tapón: Saboya-Piamonte, Países
Bajos y la Prusia del Rin (Renania).
Holanda, independiente desde
1648, recibe nuevos territorios como Bélgica y Luxemburgo, pasa a llamarse Países
Bajos pero esta unión es artificial y saltará por los aires en 1830 con la
independencia de Bélgica.
Dinamarca perderá Noruega que
pasa a Suecia y a Dinamarca se le entrega Holstein y Lauenburgo. Por último Cracovia
se queda como una república libre.
El territorio germánico es un
conglomerado de ciudades libres y estados, entre estos destacan dos potencias
con ambiciones sobre el resto: Austria-Hungría y Prusia.
En similares circunstancias de fragmentación se encuentra Italia,
las principales unidades políticas son: Austria-Hungría en el norte que domina
Lombardía y Venecia; el reino de Cerdeña y Piamonte que se incorpora Génova y
recupera Niza y Saboya; los Estados Pontificios; Nápoles, en cuyo trono han
sido repuestos los Borbones...
El
nuevo orden internacional: la Santa Alianza.
Aunque muy relacionado con el Congreso de Viena no hay que confundirlo
con él. La Santa Alianza fue una
creación personal del místico y religioso zar Alejandro I, preveía una unión
de monarcas cristianos para salvaguardar el absolutismo y las fronteras
internacionales salidas del Congreso, el planteamiento vago del zar tomará
cuerpo con las ideas del canciller austríaco Metternich, según esta alianza es
legal la intervención militar en cualquier estado donde peligre el absolutismo.
Las actuales investigaciones sobre lo que fue realmente la Santa Alianza tienden
a rebajar su papel y subrayan que son una serie de normas y tratados pero no
totalmente definidos ni cerrados, frente a una visión más antigua que veía en
la Santa Alianza una unión fuerte y muy estructurada.
Inglaterra prefiere mantenerse fuera de esta asociación, lógicamente no
es una monarquía absolutista, pero impulsa la creación de la Cuádruple
Alianza, una unión militar entre Austria, Prusia, Rusia e Inglaterra para
vigilar a Francia; la habilidad de Tayllerand, ministro de asuntos exteriores de
Luis XVIII hará que Francia sea admitida y se transforme, por tanto en Quíntuple Alianza.
Para seguir los contactos entre los países y vigilar la situación política
europea, los países europeos absolutistas se reunieron en varios congresos
posteriores, por eso algunos a esta etapa la denominan la
Europa de los Congresos.
En
la práctica tanto la Santa Alianza
como la Quíntuple Alianza son el
brazo armado del Antiguo Régimen y, como lo ha denominado algún historiador,
sirven de apagafuegos revolucionarios.
Intervendrá, por ejemplo, en España en 1823 para devolver el trono absoluto a
Fernando VII tras la revolución de 1820.
La
Santa Alianza va a perder empuje a partir de 1823 cuando
Fernando VII pida su intervención también en América para sofocar la
rebelión de las colonias españolas, Estados Unidos se opone (doctrina Monroe)
y dice que se opondría por la fuerza a cualquier intervención europea en América;
Inglaterra considera positiva y buena para sus intereses la independencia de las
colonias españolas... así poco a poco se va difuminando el espíritu de la
Santa Alianza, el golpe de gracia definitivo se lo darán las revoluciones de
1820 y 1830.
3. La evolución del absolutismo en Europa.
Prácticamente
casi en toda Europa se ha restaurado el Antiguo Régimen, pero sólo momentáneamente
en algunos países.
En
Francia Luis XVIII es nombrado rey,
para acallar a una cierta oposición interna concede en 1814 una Carta
Otorgada, es una especie de Constitución que no nace del pueblo sino que el
rey la otorga porque quiere, lógicamente el poder real es fuerte y el
Parlamento no tendrá casi peso. Antes de su muerte en 1824 en el país se vive
un clima casi de guerra civil entre los ultrarrealistas
(partidarios del poder absoluto del rey) dirigidos por el futuro Carlos X, y los
independientes, partido donde se
integran republicanos, bonapartistas... Al subir al poder Carlos X pone en
marcha un régimen ultraconservador que se apoya en un gobierno autoritario
(censura, disolución de las Cámaras...); esto provoca una insurrección
general en 1830 que acaba con su poder y con el Antiguo Régimen en Francia de
una manera definitiva.
Rusia es gobernada de una manera
brutal y cruel por Alejandro I, tras su muerte en 1825 le sucede su hermano
Nicolás I. En esta situación de cambio aparecen muchos movimientos secretos
que piden para Rusia un régimen constitucional y motivan el levantamiento dekabrista o decembrista en diciembre de 1825, serán
duramente reprimidos. Nicolás I se muestra más cruel y represor todavía, se
apoya en un fuerte cuerpo de policía. Luchará contra el nacionalismo polaco y
ucraniano realizando una política de rusificación. El absolutismo se mantendrá
en el país hasta principios del siglo XX.
En
el Imperio Austríaco
el
emperador Francisco I deja el gobierno en manos de Metternich que no duda en
recurrir a la fuerza y a un fuerte centralismo para aplastar el nacionalismo de
la gran cantidad de minorías que hay en su artificial estado y que aspiran a un
régimen liberal y a la independencia, estos movimientos aflorarán más
adelante y será necesario conceder una cierta autonomía a los territorios.
Prusia
está gobernada por Federico Guillermo III y se encuentra dividida en dos zonas,
Prusia propiamente dicha al Este y la Renania prusiana en la zona del Rin. El
rey aprueba al principio una carta otorgada en 1814 pero luego se arrepentirá y
gobernará de una manera más autoritaria. El objetivo de Prusia es lograr bajo
su mano la unificación de Alemania.
La Europa posnapoleónica vuelve a estar dominada por el Antiguo Régimen.
En la superficie parece como si la revolución estuviera superada, pero la
realidad es otra, la oposición al Antiguo Régimen es creciente en todos los
aspectos que no tardarán en aflorar.
4. La oposición al Antiguo Régimen.
Frente
al Antiguo Régimen van a aparecer una serie de ideologías que cuestionan sus
principios, son doctrinas que rechazan la visión que los restauradores del
viejo orden tienen de las cosas: romanticismo, liberalismo y nacionalismo. Estas
ideologías se plasmarán en corrientes políticas como el liberalismo y el
nacionalismo.
Las nuevas
corrientes de pensamiento.
Destacamos
en primer lugar el Romanticismo. Es un movimiento cultural que aparece en
Alemania y que desde finales del XVIII cuestiona el racionalismo de la Ilustración,
estos pensadores exaltan los sentimientos frente a la razón. Destacó el
movimiento alemán Stürn und Drang
que significa Empuje y Tempestad. Del terreno filosófico y literario pasaron al
político y a la cabeza de su ideario colocaron como bien supremo a la libertad,
imprescindible para el desarrollo tanto del individuo como del colectivo
(pueblo), ideas que no casan con el autoritarismo absolutista de la Restauración.
Otro
movimiento ya lo conocemos, es el liberalismo político, es decir, el que
se basa en las ideas de la Ilustración y que aupó a la burguesía francesa al
poder, aunque haya caído Napoleón no se han olvidado ideas como división de
poderes, constitución, monarquía parlamentaria... y en toda Europa surgen
movimientos para luchar contra el absolutismo.
El
nacionalismo es la otra corriente importante, se basa en la exaltación
de la lengua, la religión o la etnia de un pueblo para reclamar la libertad o
independencia del colectivo perteneciente a ese pueblo, el Antiguo Régimen es
internacionalista, no exalta ni subraya las peculiaridades nacionales, pero el
mapa de Europa es un conglomerado de nacionalidades sometidas a otros países o
repartidas entre varios que aspirarán a lograr su unidad o independencia, esto,
unido a las ideologías anteriores, desembocará en los movimientos
revolucionarios que acabarán definitivamente con el absolutismo y el Antiguo Régimen
en muchos países de Europa. Las
tres ideologías tienen conexiones importantes entre sí, y muchos puntos
comunes, pero no son lo mismo.
Junto
a estas ideas son importantes también las de los movimientos obreros que
se están consolidando, evidentemente rechazan la división estamental y
discriminatoria de la sociedad del Antiguo Régimen, pero de la misma manera
rechazan también las alternativas anteriores propuestas por la burguesía.
La oposición
liberal y nacionalista: las revoluciones de 1820.
Las
ideologías anteriormente citadas van a cuajar a principios de los años veinte
y en Europa va a estallar una nueva oleada revolucionaria que lleva como bandera
las ideas de la Revolución Francesa de 1789 (liberalismo político burgués) y
las ideas nacionalistas; todas estas revoluciones cuestionan el viejo orden y
minan la estabilidad del Antiguo Régimen.
Revoluciones
donde predomina el componente liberal.
En
España se produjo en 1820 el pronunciamiento
de Riego, lo que obliga a Fernando VII a jurar la constitución de 1812 abriéndose
así un paréntesis liberal de tres años hasta que las tropas de la Santa
Alianza reponen a Fernando VII como rey absoluto.
En
Portugal, a imitación de lo que
sucede en España, los militares protagonizan un pronunciamiento en 1820 en
Oporto y el rey no tiene más remedio que establecer un régimen liberal. Fenómenos
parecidos se producen en Nápoles, Piamonte...
La
reacción de las potencias absolutistas es la de intervenir en estos casos y
retornar al absolutismo por la fuerza, así fueron abortados muchos de estos
intentos liberales: España, Italia...
Revoluciones donde predomina el componente
nacionalista.
En
la Europa Oriental de los grandes imperios ( Imperio Ruso, Austro-húngaro y
Turco), el componente nacionalista tiene más peso. El Imperio de Austria-Hungría
es un mosaico de etnias, lenguas, religiones y culturas distintas, y todas
aspiran a lograr más autonomía o su independencia, así, por ejemplo, Hungría
pide más libertad al gobierno de Viena, pero dentro de Hungría, rumanos y búlgaros
piden lo mismo de Hungría; todas estas tensiones y las rivalidades entre los
grandes imperios serán una de las causas del estallido de la I Guerra Mundial.
De
todos estos países de la Europa Oriental será sólo Grecia el que consiga su independencia del Imperio Turco; tras duras
derrotas (Navarino, Missolonghi) los griegos, con el apoyo entusiasta de un gran
número de europeos occidentales, vencen de manera definitiva a los turcos en
Adrianópolis (1829) y Grecia
consigue así su independencia definitiva en 1830.